Los Pagarés de Empresa

En su origen, la finalidad del Pagaré de Empresa difería, en gran medida, de su uso actual.
Históricamente estos eran utilizados como instrumentos para el aplazamiento de pagos en transacciones comerciales, generando un reconocimiento de deuda por parte del comprador de los productos, a favor de los proveedores.

Hasta mediados del siglo XX no comienza el uso de este tipo de valores con el objeto de captar financiación de manera sistemática. El primer antecedente del Pagaré financiero moderno se encuentra en el mercado estadounidense, donde compañías industriales obtenían fondos directamente de los ahorradores, ofreciendo a cambio de estos flujos de efectivo un interés garantizado por la propia entidad.

En España el origen del Pagaré de Empresa financiero se remonta a principios de los 80, cuando RENFE y ENHER comienzan a realizar las primeras emisiones de estos activos y a colocarlos entre el público.
El éxito de la fórmula queda patente en el crecimiento espectacular que registran los volúmenes emitidos y los saldos vivos durante los cinco años siguientes, incorporándose al colectivo de entidades emisoras un mayor número de compañías. Las entidades financieras acuden a este tipo de activos financieros como un medio o instrumento más de captación de recursos generalmente a corto plazo.

En estos comienzos la contratación de los Pagarés de Empresa de determinadas empresas industriales se realizaba en las Bolsas, situación que con el paso del tiempo fue cambiando, adaptándose los esquemas de funcionamiento utilizados en los mercados monetarios, con mayor flexibilidad y más ágiles.. Así se desarrolla y se reconoce en 1987 el mercado AIAF de Renta Fija Privada, promovido por la AIAF (Asociación de intermediarios de activos financieros), que adquiere el 1/08/1991 la calificación de mercado secundario organizado no oficial de valores y con posterioridad, 16/11/98, la calificación de mercado secundario oficial, en cuyo seno se negocian en la actualidad los pagarés de empresa

Son activos con rendimiento implícito emitidos al descuento. Pueden emitirse de forma nominativa, a la orden y/o al portador, siendo ésta la forma generalmente utilizada en los mercados financieros.Su estructura de flujos financieros brutos, sin tener en cuenta aspectos fiscales, presenta únicamente dos movimientos para un inversor que los adquiera en el mercado primario y los mantenga en su poder hasta el vencimiento; una salida efectivo en la fecha de suscripción, denominada importe efectivo de la suscripción, y una entrada en la fecha de amortización, llamada importe nominal.

Si este inversor, transcurrido algún tiempo, decidiese deshacerse de los Pagarés, podría venderlos en el mercado secundario obteniendo un ingreso, conocido como importe efectivo de la venta.
En ambos casos las cifras efectivas se calculan descontando financieramente el importe nominal, a la tasa de interés que corresponda, hasta la fecha de percepción del flujo.

El rendimiento obtenido por el inversor, por tanto, se encuentra implícito en la diferencia que exista entre estas dos cantidades; el importe efectivo de la suscripción y el importe nominal, en caso de mantenimiento hasta la fecha de vencimiento, o el importe efectivo de la suscripción y el importe efectivo de la venta, si se venden anticipadamente.

En el primer caso será positivo siempre, mientras que en el segundo dependerá de la evolución que haya registrado el mercado, pudiendo ser positivo o negativo.

Las entidades emisoras pueden desarrollar la colocación de estos activos mediante dos procedimientos;

a.- Con cargo a un programa de emisión, en el que se establecen las condiciones generales a las que quedará sujeta la emisión de los Pagarés; plazos máximos y mínimos de vida, volúmenes, saldos vivos máximos, el calendario de emisión que se va a seguir, etc…

b.- Sin sujeción a un programa, estas emisiones son utilizadas para captar financiación de manera puntual.

Las emisiones, a su vez, pueden ser realizadas utilizando dos métodos;

a.- Adjudicación privada o a la medida, en las que las características de plazo, volumen y rentabilidad son pactadas directamente entre los emisores y las entidades financieras. En este grupo estarían incluidas la totalidad de las emisiones no sujetas a programa y aquellas que si estándolo, el emisor adoptó en su día la decisión de utilizar este método de colocación.

b.- Adjudicación por subasta, por este procedimiento la emisora fija una fecha para la celebración de la subasta y un importe máximo de adjudicación. Por su parte las entidades colaboradoras en la subasta, colectivo de entidades financieras seleccionadas previamente por el emisor, envían las pujas indicando qué cantidad de Pagarés están dispuestas a comprar y a qué tipos de interés. En caso de que el emisor sea una entidad con una gran tradición en este mercado y posea una infraestructura adecuada, puede organizar el mismo la subasta, aunque lo normal es que exista un banco agente que haga esta labor por él.

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